El proceso de liberalización ferroviaria en España debido a la normativa comunitaria

Con la llegada de la democracia, RENFE afrontó un período en el que la influencia legislativa europea era innegable. Tanto es así́, que las relaciones entre el Estado y RENFE pasaron a regularse mediante contratos programas que introducían una tímida separación entre el Estado y la compañía. Con estas decisiones el tren español hacia esfuerzos para aproximarse al espíritu de las políticas ferroviarias europeas.
Tras la incorporación de España a las Comunidades Europeas en 1986, el sector ferroviario en nuestro país experimentó un cambio sin precedentes. Con la firma del Tratado de Lisboa en 2007, la competencia de transportes fue definida como compartida entre la UE y los estados miembros. Por consiguiente, no es de extrañar que la UE haya desarrollado una extensa política legislativa ferroviaria que España ha tratado de seguir y adaptar desde hace más de 30 años.
La Comisión Europea presentó en 1996 y en 2001 los Libros Blancos del Transporte que inspiraron el contenido del primer Paquete Ferroviario. Este instrumento se ha empleado en cuatro ocasiones desde el 2001 hasta la aprobación del cuarto y último en 2016. De entre sus normas destaca abrir a la competencia el mercado internacional del transporte ferroviario de mercancías.
La transposición de las directivas del Primer Paquete a nuestro ordenamiento jurídico se produjo mediante la aprobación de la Ley del Sector Ferroviario de 2003.
Por tanto, se produjo la división de RENFE en dos entidades púbicas empresariales; por un lado, Renfe-Operadora, encargada de la explotación del servicio del transporte ferroviario, y por otro, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF).
En los años 2004 y 2007 se sucedieron el Segundo y Tercer Paquete Ferroviario respectivamente. El segundo supuso la creación de la Agencia Ferroviaria Europea (AFE). Por su parte, el Tercer Paquete Ferroviario buscó avanzar en la apertura a la competencia del sector del transporte de viajeros.
En 2011, la Comisión Europea publicó su último Libro Blanco hasta la fecha, que se
tradujo en la aprobación de la Directiva 2012/34/UE que introdujo la creación del Espacio Ferroviario Europeo Único.
La culminación del proceso se produjo en 2016 con la aprobación del Cuarto Paquete Ferroviario que finalmente habilitó la liberalización del transporte ferroviario nacional de viajeros.
Mediante estos instrumentos, la legislación comunitaria permitió́ la apertura completa del sector a la competencia, relegando las técnicas de intervención administrativa que habían guiado su funcionamiento a un segundo plano y poniendo fin a la deficiencia lo había caracterizado a lo largo de gran parte del siglo XX.
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